Un día dije “es un mundo, voy y vuelvo” y nunca volví. Nunca volví a ser la misma. Porque viajar te hace cambiar, de rutina, de gustos, de paisajes, de fuentes de inspiración, de ideas, de amores, de amigos, de idioma, de emociones. Pero si hay algo que quedó intacto son las ganas de seguir viajando, de seguir teniendo anécdotas de viaje para contar. De seguir escribiendo, de seguir compartiendo. Los invito a subirse a esta aventura de viajar y contar, no desde el lado de una guía práctica sino desde el de las emociones y pensamientos que me deja, me trae, me arrebata en cada lugar.